PHOENIX, AZ.- Un niño de 9 años, acusado de matar a sangre fría a su padre, Vincent Romero de 29 años, y a su compañero de cuarto Timothy Romans de 39 años, con un fusil automático, se declaró culpable. Dijo que esa sería la última golpiza que le propinara su padre, indicando era la número 1.000
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