Puerto Plata.-El obispo de la diócesis Puerto Plata, monseñor Julio César Corniel Amaro, reclamó a la comunidad internacional que no solo se ocupe de reconstruir las infraestructuras destruidas por el terremoto que devastó a Haití, sino también de contribuir a crear instituciones fuertes para hacer viable esa nación.
Expresó que la catástrofe no solo deja enseñanzas a esa nación, sino a nivel mundial, donde el empobrecido país solo ha interesado en el aspecto material cuando se producen desastres naturales, pero se ha descuidado mucho la creación de instituciones sólidas.
Denunció que el nivel de intervención que se ha hecho en Haití no ha producido “ningún cambio, ningún crecimiento ni ningún fortalecimiento institucional”, sino, porque la comunidad internacional ha suplantado sus débiles instituciones, aplicando recetas que los haitianos no han asimilado hasta ahora.
Señaló que las instituciones van a ayudar a Haití llegan con los recursos que consiguen en otros lugares y ellas mismas realizan todas sus obras y sus actividades, sin crear estructuras sólidas, fuertes, de conciencia en Haití para trabajar.
“Los organismos a nivel oficial van y ejecutan lo que tienen que hacer y no fortalecen la institucionalidad, y por eso esa debilidad institucional en Haití se dejó ver ahora, ya que no había con quien coordinar nada y tuvieron que venir otras naciones controlar, a mandar y dominar en todo”, recalcó.
Desastres naturales no son castigos de Dios
El prelado dijo que no son un castigo de Dios los fenómenos naturales como el terremoto que devastó Haití, ni las inundaciones ocurridas en Puerto Plata.
“No creemos la inundación ocurrida en Puerto Plata sea una especie de castigo a este pueblo. Inundaciones, terremotos y otros fenómenos de la naturaleza han ocurrido en todos los tiempos y no son castigos de Dios”, afirmó.
Sobre las inundaciones dijo que estas ocasionaron la cual la muerte al joven José Antonio Santana, destruyó 34 viviendas y causó daños a más de 800, afectando a más de 5 mil familias, integradas por más de 25 mil personas y pérdidas millonarias no cuantificadas por las autoridades
El religioso indicó que el agua sucia y el lodo que ocasionó la inundación del pasado domingo alcanzó un nivel de un metro en la parroquia Cristo Rey dañando las alfombras y otros objetos que se encontraban en su interior.
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