"Ahora estamos revisando la situación de los desembolsos a fecha"
MADRID.- "El 11 de enero Haití estaba en el amino de la recuperación, pero en 35 segundos de terremoto perdimos hasta la esperanza".
En una entrevista con EFE, el primer ministro de Haití, Jean Max Bellerive, que asistió en Madrid a la cumbre entre la Unión Europea y Latinoamérica y el Caribe, recuerda hoy el antes y después de esos
"35 fatídicos segundos" y las incertidumbres que planean aún sobre la vida de los haitianos.
"La inflación estaba controlada, teníamos una tasa de crecimiento positiva, todo estaba poniéndose en sitio, había esperanza y calma política, que no había en Haití desde hacía mucho tiempo, la criminalidad estaba bajando, no había pandillas armadas...".
"Pero en medio minuto se perdió el 60 por ciento del producto nacional, murieron 250.000 personas, se destruyó igual número de casas y 25.000 negocios... y la esperanza, que lo es más grave. En la primera semana todos los haitianos estaban en la calle y sepreguntaban...¿y qué?.
El primer ministro Bellerive dice que cinco meses después hay un gobierno que trabaja,, que las ayudas están mejor coordinadas, y la salud está estabilizada y no hay epidemias, aunque la situación
sigue siendo muy precaria.
Bellerive afirma que al menos ahora todo el mundo está bajo el cobijo de una tienda o una carpa, en nuevas ciudades "que se crearon de un día para otro, con 20.000, diez mil o cinco mil personas,
nuevas sociedades paralelas sin estado ni justicia".
Habla incluso de un "efecto perverso": algunos campos -oficialmente hay unos 600 con unas 900.000 personas- constituyen una atracción para la población que antes del terremoto vivía en una situación muy precaria. "Ahora -dice- encuentran comida, agua y servicios básicos".
"El nivel de asistencia sanitaria que recibió gente muy pobre de Haití tras el terremoto es el más alto de los últimos 20 años", afirma Bellerive, al referirse a la llegada de sanitarios, medicinas y hospitales de campo.
Pero existe temor en el Gobierno: empieza la temporada de lluvias y huracanes y "eso es muy peligroso para nosotros", porque "Haití no
podrá luchar en dos frentes, cuidando al casi millón de personas que están en la calle y dando socorro a las zonas donde los huracanes y las inundaciones pueden hacer daño".
Según estimaciones del gobierno de Haití, de diez a quince mil personas están refugiadas en campos que podrían quedar inundados con las lluvias, zonas de alto riesgo de las que se han movido aproximadamente unas 8.000.
Mientras tanto, Bellerive reconoce que la recolocación definitiva de la población no ha comenzado, no sólo por la falta de fondos, sino porque se necesita una planificación precisa que, dice, "no es fácil".
Agrega que el pueblo de Haití ha demostrado que, pese a unas circunstancias muy difíciles, no es violento: "imagínese un diez por ciento de la población de Madrid que está en la calle, sin agua, sin comida, sin casa, sentado enfrente del Palacio Nacional. ¿Se imagina que no va a haber violencia, que se va a esperar a que le den casa?.
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