sábado, 27 de febrero de 2010

América Latina, una región muy expuesta y vulnerable a los terremotos

 Escombros y cables del tendido eléctrico aparecen en una calle de  Santiago el sábado, 27 de febrero del 2010 tras un sismo de magnitud 8,8 que sacudió el centro de Chile, y que podría generar un tsunami en el Pacífico sur.

Escombros y cables del tendido eléctrico aparecen en una calle de Santiago el sábado, 27 de febrero del 2010 tras un sismo de magnitud 8,8 que sacudió el centro de Chile, y que podría generar un tsunami en el Pacífico sur.

El mapa sísmico no deja lugar a duda: una línea roja recorre el continente de sur a norte, bordeando sus costas pacíficas para llegar hasta el Caribe. En su devastador camino se encuentran Santiago, La Paz, Lima, Quito, Bogotá, Caracas y todos los países centroamericanos.

El temblor que mató a cerca de 70.000 personas en el norte de Perú, el 31 de mayo de 1970, el del 4 de febrero de 1976 en Guatemala, causante de 25.000 muertos y 3,5 millones de damnificados. El de 1985 en Ciudad de México, que mató a 10.000 personas, o el de Haití en enero de 2010, que podría haber dejado 300.000 muertos, son ejemplos.

El continente ostenta el récord mundial del más intenso terremoto jamás registrado, de 9,5 grados en la escala de Richter, que se produjo el 22 de mayo de 1960 en la ciudad de Valdivia (840 km al sur de Santiago de Chile) y causó 3.000 muertos.

El terremoto sufrido este sábado en Chile, de magnitud 8,8 en la escala Momento, fue el segundo más potente de los últimos 20 años, tras el de 9,1 grados en la escala de Richter registrado en diciembre de 2004 en las costas de Indonesia y que desencadenó el tsunami que mató a 220.000 personas.

Según el último saldo de víctimas, el de Chile dejó 78 muertos.

Nada extraño desde un punto de vista geológico: en la región varias placas tectónicas oceánicas se introducen debajo de la corteza continental, que a su vez es atravesada por diversas fallas.

Por ejemplo, en el Pacífico, "la placa (oceánica) de Nasca, se introduce hasta 700 km por debajo de la placa continental'', explica Estella Minaya, directora del Centro Regional de sismología para America del Sur. "En algún momento aumenta su velocidad, y eso genera ruptura y desplazamiento'', agrega.

La zona más expuesta actualmente, añade la especialista, "va del sur de Perú al norte de Chile'', donde "se va acumulando energía hasta que eso va a estallar''.

En Guatemala, las autoridades también advierten sobre los riesgos crecientes, especialmente el director del Instituto de Sismología, Eddy Sánchez, quien ha dicho que regularmente después de 30 años existen grandes descargas de energía, cuyo tiempo ya venció.

¿Qué hacer? En la mayoría de los países, especialistas y funcionarios entrevistados por la AFP indican que se organizan con frecuencia simulacros de terremotos, se dispone de estaciones de monitoreo y de normas de edificación antisísmica, pero no sin insuficiencias para proteger a los 586 millones de habitantes de la región, más del 75% de ellos urbanos.

"En Chile, Colombia o Perú, hay reglamentación para que las viviendas soporten ese tipo de terremotos, pero por ejemplo en Bolivia no hay control (sobre su aplicación, ndlr) y la mayor parte de la población está en zonas de vulnerabilidad'', afirma la ingeniera Minaya.

También en Bogotá, ciudad con riesgo sísmico intermedio donde viven millones de desplazados en edificaciones artesanales construidas en la veredas, más del 80% de las viviendas no cumple con normas sísmicas, según especialistas.

En Ecuador "existen construcciones irregulares en todo el país y eso es fuente de peligro'', asegura Mario Ruiz, jefe de sismología del Instituto geofísico de Quito.

Lo mismo ocurre en Venezuela donde "más de la mitad de la población vive en viviendas humildes sin capacidad para resistir un terremoto y más del 60% habita, a su vez, en zonas de riesgo sísmico'', según Carlos Genatios, experto en ingeniería estructural y sismorresistente.

Los especialistas insisten en la necesidad de recordar reglas básicas de prevención y en la llamada "microzonificación''.

Esta técnica, que consiste en documentar muy localmente el riesgo sísmico y el tipo de suelo, permite definir con mucha más eficacia la construcción adecuada, casi a nivel de barrios, y así limitar los daños, precisa Estella Minaya.

Pero según los expertos, falta aún mucho camino para el "riesgo cero''.

"Ningún país en el mundo está realmente preparado para los peligros que representa un sismo'', admite el director de sismología del Instituto geofísico de Perú, Hernando Tavera.

"En definitiva nadie está moderadamente preparado ante un fenómeno como estos'', dice también la subdirectora del Instituto colombiano de geología y minería, María Calvache

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