Las consecuencias del derrame para el ecosistema y la magnitud de la tragedia sigue siendo una incógnita
Imagen de Greenpeace en donde una experta toma muestras del crudo en el rompeolas de la desembocadura del Misisipí
WASHINGTON.- La marea negra en el Golfo de México causada por la explosión de una plataforma petrolera hace un mes penetró en las marismas en torno al delta del Misisipi, lo que aumentó la presión sobre British Petroleum (BP), que el domingo intentará, de nuevo, detener la fuga.
La voz de alarma la dio el gobernador de Luisiana (EE.UU.), Bobby Jindal, cuando inspeccionó en una lancha los pantanos afectados por una espesa manta de crudo, que amenaza el frágil ecosistema del área. "El día que todos temíamos ha llegado", lamentó el gobernador.
"No son trozos de alquitrán, no es una capa aceitosa, esto es crudo pesado entrando en nuestras marismas", aseguró. El miedo de que el vertido se desplace hacia Florida e incluso más al sur, a Cuba, se extendió ante la advertencia de la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de EE.UU. (NOAA) de que "una pequeña porción" de la mancha entró en la corriente principal marina.
Sin embargo, la mancha entró en capas ligeras que en el momento de llegar a las costas de ese estado habrán reducido todavía más su volumen por el proceso de evaporación y el uso de disolventes. Las consecuencias del derrame para el ecosistema y la magnitud de la tragedia sigue siendo una incógnita, al igual que la respuesta a la pregunta de cuándo British Petroleum logrará detener la fuga y la naturaleza comenzará a recuperarse, poco a poco, del impacto.
El derrame tiene su origen en una explosión que el pasado 20 de abril pasado mató a once trabajadores y dos días después hundió la plataforma petrolera "Deepwater Horizon", operada por BP en el Golfo de México, a 77 kilómetros de la costa del estado de Luisiana.
Científicos y oceanógrafos han acusado al Gobierno del presidente de EE.UU., Barack Obama, de haber sido demasiado permisivo con BP y de no haber exigido un análisis de cuántos barriles de petróleo entran cada día en las aguas del Golfo a través de la fuga. La petrolera ha dicho que se trata de 5.000 barriles diarios, cifra que utiliza también el Gobierno, mientras que otros cálculos apuntan a entre 25.000 y 95.000 barriles diarios.
El secretario del Interior de EE.UU., Ken Salazar, aseguró hoy en la cadena CBS que el Gobierno hará su propio cálculo de la cantidad de crudo que se ha derramado en las aguas del Golfo. Reconoció que nadie sabe a ciencia cierta cuál será el daño provocado por el derrame, el cual BP ha tratado de minimizar. "No sabemos si será mínimo o no. Podría ser catastrófico", señaló Salazar en el programa "Early Show".
BP también ha sido criticado por usar aparentemente disolventes para dispersar el crudo que fueron prohibidos por el Reino Unido hace más de diez años por su toxicidad, afirmó hoy CBS. La Agencia de Protección Ambiental (EPA) ha tenido que decidir, a la hora de autorizar su uso, si las consecuencias de usar esos productos químicos son peores que las del derrame del vertido, dijo Salazar.
A última hora del miércoles, la agencia informó no obstante a la petrolera que disponía de 24 horas para elegir disolventes menos tóxicos y que debía usarlos 72 horas después de haber sometido la lista de sustancias alternativas a la EPA, según el Washington Post. En paralelo, British Petroleum, que se encuentra bajo una enorme presión para detener el derrame, aseguró hoy que está extrayendo 3.000 barriles de crudo al día del tubo que insertó el fin de semana pasado en la principal fuga de petróleo.
La empresa, mientras tanto, sigue preparándose para llevar a cabo la operación "top kill", método en el que primero se introduce líquidos pesados y después lodo y cemento para frenar el flujo del pozo. El director general de operaciones de la compañía, Doug Suttles, señaló en una rueda de prensa que BP intentará el domingo inyectar ese material a través de la válvula de prevención.
Si fracasara esta operación, la petrolera podría recurrir a otra técnica, el "junk shot", que no es otra cosa que introducir una variedad de materiales para sellar el flujo ascendente. "Nuestra esperanza es que se detenga durante el fin de semana. Hay esfuerzos enormes en marcha para preparar" la operación, dijo Salazar al programa "Today" de la cadena NBC. "Esperemos que ocurra el domingo; seguiremos asegurándonos de que BP no escatime en recursos y la lleve a cabo (la operación)", concluyó.
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